En muchas ocasiones, las competencias requeridas para ciertos puestos de trabajo nos vienen dadas por nuestra experiencia del día a día y, no precisamente de nuestra experiencia laboral. Aquí un ejemplo:
Seguridad en sí misma y mostrar lo que puede aportar ella, basándose en su "experiencia no laboral", son dos de los principales factores que le han ayudado a conseguir el trabajo.
Aunque la escena no sea verídica creo que se puede dar en la realidad. No hay que olvidar que todas nuestras actitudes, aptitudes, conocimientos, habilidades...nos vienen dadas por todas nuestras vivencias, tanto las laborales como no laborales y formativas.
En una entrevista, tanto los candidatos como los reclutadores, siempre resaltamos la formación y la experiencia laboral adquirida pero... ¿sería muy alocado darle la misma importancia a la experiencia no laboral?
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Aunque la escena no sea verídica creo que se puede dar en la realidad. No hay que olvidar que todas nuestras actitudes, aptitudes, conocimientos, habilidades...nos vienen dadas por todas nuestras vivencias, tanto las laborales como no laborales y formativas.
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En ocasiones se le debería dar más valor al bagaje frente a las necesidades específicas del puesto. Según las funciones a desempeñar, creo que se deberían equiparar la formación y las experiencias en un mismo nivel de valoración.
ResponderEliminarMuchas gracias Antonio por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo. La formación enriquece nuestra experiencia y nuestra experiencia enriquece nuestra formación (aprendizaje)
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